2016六月21日 詩篇第一百二十一篇

神看顧保守

Marcelo Morales牧師

「你出你入耶和華要保護你從今時直到永遠。」(8節)

主每一天都賜下祂的保護,司不真曾說:「 神無微不至的看顧,應當讓我們對祂更有信任。我們當在面對日常生活中的問題時更有信心,因為 神無時無刻都在做工,祂不打頓,也不睡覺,不曾覺得疲憊,也從不離開祂的崗位。這個宇宙造物主一一的關懷及幫助屬祂的子民。」

 

在這裡我想分享今天在臉書收到的一篇分享,是由一位在墨西哥的宣教師大衛.馬丁尼斯(David Martinez)寫的;雖然有些長,但值得我們一起來看:

 

“上星期五的晚上,我經歷了一段沮喪及恐懼的時刻。我於一星期前至我母親家,也是我的出生地旅遊;之後回到我和家人居住的城市,車子到站後,我搭了一台計程車。上車後不久,我開始和大約72歲左右的司機聊天,準備向他傳講福音。突然間,我發現他正載著我往一條不熟悉的路前進。在一個轉彎的地方停了下來,馬上有三個人上車,兩位往后座,一位在駕駛座旁;之後非常暴力的推擠我,將一頂鴨舌帽戴在我頭上,並用前面遮陽的部分擋住我的眼睛,讓我不至於看到他們的臉。

 

在那當下,我在心底迫切的禱告,求 神的保護,並勇敢的向歹徒傳講基督,對他們說:「儘管你們所做的是傷害我的事,但我還是要向你們說耶穌愛你們,並希望你們能認識祂。」我左邊的歹徒揍了我一下,並命令我不准出聲,也不可以繼續剛剛的話題。可是我又繼續說:「即使你們打我,我仍然要堅持向你們說耶穌愛你們,而祂希望你們能悔改,並認識基督」,……他們再一次大聲制止我、毆打我。

至此,我也不能再繼續講話,因為歹徒們開始搜我的物品,想找到什麼貴重的東西;他們搜到我身上帶有信用卡及身份證。在一陣喊叫、威脅及狂打我的臉和胸之後,他們要我將卡的密碼說出來。

 

處在這當下所產生的緊張、恐懼及混亂,讓我無法記起密碼,這也讓歹徒們更劇烈的對待我。最終,我的腦海裡出現了一些數字的組合,我確切的告訴他們。此外,他們還有一位用電話聯絡的同夥人,對方接到密碼後在他處確定是否正確。其中一個密碼是正確的,所以得以進入帳號領款;但有一個卻無法通過,所以歹徒們非常的生氣,又再次威脅、毆打我。可是再怎麼想都無法記起第二個密碼,所以我還是堅決的指說那是正確的。很奇蹟般的,他們不再催逼我,並相信我說的密碼。

 

計程車繞了好幾圈,他們繼奪走我手上兩個戒指後,終於讓我下車。在一個陰暗又無人行走的街道上放我下來,之前還拿走我的鞋子,並告訴我:「一直往前走,絕對不可轉頭過來看,不然我們就殺了你!」我照他們的話做,直走幾分鐘後很害怕又緊張的轉過來看了一下,發現後方已經沒人,而街道仍舊黑暗無聲。他們奪走我所有的東西,甚至連我買來要送給兩個兒子的新聖經也帶走了。

 

因為擔心自己的安危,所以我開始敲房屋的門尋求幫助。突然間,旁邊有人走過,我趕緊向他說明我剛剛遭遇到的事,並求他借我手機打電話回家,那男孩非常信任的將他的手機拿給我用。當我與妻子通電話時,他步入前面的一間房子,過一會兒後竟然與一家人(約七個人)出來幫助我;其中一位借了我一雙拖鞋,讓我不至於赤腳。我對他們說自己是基督徒,而他們也接著稱說都是基督徒;還說是 神讓我在這附近被放下,為了得到他們這一家人的幫助。

 

這一個基督教家庭中的兩個兒子開了約35分鐘的車子帶我回家,這不是一個短的距離,但他們了解我的處境,並善良、體貼的對待我。回到家看到家人是多麼大的喜悅及放鬆,我就如同再度活過來一樣,擁抱、親吻著每一個家人。我從心底讚美 神,因祂的看顧、保守,並且讓我仍存活著。並感謝每一個為我及我的家庭禱告的人,願我們在經過這事之後的每一天,無論是行在哪裡,無論是為了日常生活的需要還是服事,皆能在主裡得以完全的安息及交託。我為所遭遇的向祂獻上所有的讚美!”

21.06.2016 Salmo 121

Observados y cuidados por Dios

Pr. Marcelo Morales

El Señor guardará tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre” (Vs 8)

El Señor ofrece protección a través de la vida diaria. C. H. Spurgeon comentó: "El vigilante cuidado de Dios debe inspirarnos confianza. Podemos hacer frente a todos los problemas de la vida con confianza, porque Dios siempre está trabajando. Nunca se queda dormido. Él nunca abandona su puesto. Nunca se cansa. El gran Creador del universo nos observa personalmente y ayuda a los que son suyos”.

 

Quiero compartirles la historia que hoy recibí de David Martinez por facebook, un misionero cristiano en México que ilustra claramente las palabras de estos versículos. Es un poquito largo el relato, pero vale la pena leerlo:

 “El viernes pasado por la noche viví un tiempo lleno de angustia y pánico. Regresaba de un viaje de una semana en casa de mi madre en mi pueblo natal. Aborde un taxi en la Terminal de Autobuses de la ciudad donde vivo con mi familia (Puebla, MX). A los pocos minutos inicie la conversación con el taxista, un hombre como de 72 años de edad, mi intención era compartirle de Cristo. De pronto me percate que este señor había tomado una ruta desconocida para mí. En una esquina se detuvo y de manera abrupta 3 sujetos abordaron el taxi, dos atrás y uno adelante. En forma violenta me empujaron, me pusieron una gorra sobre la cabeza, y bajaron la visera sobre mis ojos para impedirme verles las caras.

 

En ese momento comencé orar en mi interior por protección y tome valor para hablarles de Cristo y les dije: “a pesar de lo que están haciendo déjenme decirles que Dios les ama y Él quiere que ustedes le conozcan”. Entonces el ladrón de mi izquierda me dió un golpe y me ordenó que me callara y dejara de hablarle de esas cosas. Pero volví a decirle: “no importa que me sigan golpeando seguiré hablándoles y diciéndoles que Dios les ama y quiere que se arrepientan y conozcan a Cristo”,…sonó otro grito diciendo que me callara y otro golpe más.

 

Ya no pude continuar porque comenzaron a revisar mis pertenencias buscando cosas de valor y encontraron el lugar donde guardaba mis tarjetas de crédito e identificaciones. Entre gritos, amenazas y golpes continuos con los codos y los puños sobre la cara y el pecho, comenzaron a exigirme que les diera las contraseñas de mis tarjetas.

 

Por el estrés, el miedo y el aturdimiento debido a los golpes yo no lograba recordar las contraseñas, y por ello más me golpeaban en el rostro y en el pecho. Finalmente vinieron a mi memoria algunos números y confiado de que esas eran las contraseñas, se las di. Sin embargo, tenían un cómplice más, con el cual se comunicaban vía telefónica y al cual le estaban dando las claves para confirmar que eran las correctas. Una de ellas si entró, pero la otra no y por ello se enfurecieron y volvieron a golpearme. Pero por más que pensaba no lograba recordar la segunda contraseña y les insistí que era esa. Milagrosamente dejaron de insistirme, creyendo que les decía la verdad.

 

Después de un rato de dar vueltas en el taxi, se dispusieron a bajarme del auto no sin antes quitarme los dos anillos que traía. Me bajaron en una calle solitaria y oscura, pero antes me quitaron las zapatillas que traía y me dijeron: “¡Camina y vete derecho sin voltear porque si lo haces te matamos!” Me aleje sin voltear y después de avanzar por unos minutos, con temor y cautela me atreví a girar mi cabeza hacia atrás pero ya no había nadie, la calle estaba solitaria y tenebrosa. Se habían llevado todas mis cosas, incluyendo 2 Biblias nuevas que les había comprado a dos de mis hijos.

 

Debido al riesgo que implicaba quedarme ahí solo, comencé a tocar puertas pidiendo ayuda pero nadie se atrevía a salir o a responder. Providencialmente paso un chico caminando y le explique lo que me había pasado. Le pedí que me permitiera hacer una llamada a mi familia y accedió con mucha confianza prestándome su celular. Mientras hablaba con mi esposa, él se fue a su casa que estaba a unos cuantos pasos y en pocos minutos salió con toda su familia (como 7 personas) para auxiliarme. Una de las señoritas me presto unos crocs para que no anduviera descalzo. Les dije que era cristiano y ellos se identificaron de igual manera como cristianos!! Ellos sin lugar a dudas, comentaron que Dios había permitido que me dejaran justo en ese lugar para que ellos pudieran ayudarme.

 

Dos chicos de esta familia cristiana me llevaron hasta mi casa, que esta como a 35 minutos de su casa en auto, es decir no estábamos cerca pero ellos fueron muy amables y considerados con mi situación. Fue un verdadero alivio llegar a mi hogar y ver a mi familia, abrazarlos y besarlos. Fue como volver a vivir. Alabe a Dios con todo mi corazón por cuidarme, protegerme y permitirme seguir viviendo. Agradezco sus oraciones por mí y por mi familia para que en los próximos días y meses podamos descansar y confiar en El plenamente respecto de nuestra seguridad y protección al andar en la calle en nuestras actividades cotidianas y por sobre todo en el servicio a Dios. Toda la alabanza sea a Él por esto que me permitió vivir!”

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